¿Tiene una disciplina seria frente a la ingestión de alimentos? ¿o
simplemente se deja llevar por el acto mismo de llenarse el estómago?
En principio, se puede decir que el requisito fundamental de una
alimentación es que sea completa; esto quiere decir, que contenga todos
los nutrientes que el cuerpo necesita para ob- tener energía (calorías) y
poder cumplir sus funciones.
El organismo tiene necesidades precisas que puede satisfa- cer con
cerca de ochenta nutrimentos; más de la mitad de ellos puede
sintetizarlos o ‘fabricarlos’ a partir de elementos adecua- dos; los
otros los obtiene a través de lo que ingiere, o de diver- sos
complementos o suplementos nutricionales.
Muchos alimentos contienen varios nutrientes, pero no hay uno que por sí mismo los contenga todos en la cantidad 14 que el organismo exige para mantener la salud y un buen estado nutricional. Es por ello que lo más recomendable es incluir en las comidas, a lo largo del día, alimentos de todos los grupos: verduras y frutas, pan y cereales, leguminosas (legumbres) y productos de origen animal como carne, pollo, pescado y lácteos o sus derivados, bajos en calorías.
Por ejemplo, los minerales y las vitaminas se encuentran en casi
todos los alimentos, siendo algunos más ricos que otros, como las frutas
y las verduras.
Sin embargo, nutrirse no es sólo cuestión del acto físico de ingerir
tal o cual alimento, ni una buena alimentación depende única y
exclusivamente del dinero o del estrato social al que pertenezca una
persona (que obviamente influye).
Las costumbres nutricionales están sujetas a variables como la
persona, la familia, la ciudad, las tradiciones… Por eso es muy
importante desarrollar un plan sano, acorde con los productos e
ingredientes que sea posible adquirir.
En ese sentido, un país como Colombia es definitivamente privilegiado
porque gracias a su diversidad de climas ofrece una gran variedad de
alimentos.
Me deprimía por mi exceso de peso y por ello recurría a la comida.
Cada vez comía más y era más gordo. Desesperado por mi situación probé
miles de fórmulas caseras, el parche adelgazante, fajas, agujas,
pastillas y dietas: la de los trece días, la del atún y la piña, la sopa
quema grasa, la de proteínas… Hacía todo lo que me decían para
adelgazar y nada funcionaba, o si perdía algunos kilos, días después los
recuperaba e incluso subía un poco más cuando regresaba a mis malos
hábitos alimenticios. Para mí era muy difícil controlar esa ansiedad
hasta el punto de interrumpir mi sueño para comer algo y continuar
durmiendo.
“Jorge Manosalva”
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